Cambio de hábitos. Los conventos de monjas que se transformaron en restaurantesPor Vivian Urfeig
Sobrevivieron a la demolición, resistieron el desarrollo inmobiliario feroz y lograron mantener su espíritu original. Los conventos y monasterios que albergaron congregaciones de monjas ahora cambiaron sus hábitos. Las transformaciones urbanas y los contextos sociales y económicos reconvirtieron estos claustros en auténticas joyitas secretas para conocer y disfrutar. Con las puertas abiertas, las opciones gastronómicas instaladas donde hace años vivían las congregaciones en formato de clausura promueven la puesta en valor de los edificios históricos. Y funcionan como guardianes gourmet de los ecos del pasado. Bares y restaurantes aprovechan los patios y convierten los claustros centrales en paisajes donde las galerías y las arcadas son protagonistas.